Nuestro protagonista bajaba tranquilamente la cuesta que separaba la estación de su casa. No sin asegurarse de que llevaba lo que el llamaba ‘’el equipamiento básico’’: el teléfono móvil, la cartera y el reproductor MP3.Eran las cinco de la tarde y no tenía prisa alguna. También introdujo la mano en su bolsillo secreto, para asegurarse de que no le faltaba lo mas importante .
Ya en el tren trato de despejar su nerviosismo. Respiraba profundamente usando como imagen de distracción el paisaje exterior. O al menos eso intento. Cuando paso la estación de La Serna, ya se alivio, no sin cierta confusión en sus pensamientos. En parte ayudo la niebla que se extendía hasta el horizonte, como a él le gustaba.
Tuvo la ligera curiosidad por sus desconocidos acompañantes, y que jamás conocerá. Con su discreta mirada recorrió la anchura y la longitud del vagón. El tren era un lugar corriente, donde solo se podría encontrar gente corriente. Sus ojos fueron a parar a un grupo de chicas, de su edad probablemente. Dos de ellas parecían que se llamaron mutuamente la noche anterior para coordinarse en la ropa, ya que ambas llevaban camiseta con forma de tigre de leopardo y minifaldas vaqueras. La última parecía tener gusto propio, y por extensión, la que tenía algo más de idea de vestir. Llevaba pantalones blancos y camiseta blanca, a juego con su abrigo rojo. Lo que le llamo la atención fue su tema de conversación. Hablaban de sus meritos con los chicos. Una mostraba con orgullo los tres mensajes de pretendientes distintos. Lo interesante es que no sabía qué hacer y puso a mano de sus amigas su decisión: ¿con cuál de ellos se quedaba? . No fue su inmadurez lo que irrito a nuestro hombre, sino su tono de niña infantil recién salida de la escuela.
- De verdad queridas. Cuesta tanto elegir… Uno va todos los días al gimnasio. Me ha mandado muchas fotos suyas, y siempre acabo deslumbrada por su cuerpo perfecto.
- ¿Tiene coche?-salto de pronto la más seria de las tres, sosteniendo el móvil con música puesta
- No pero….
- No cariño . Ese ya lo estas descartando. Aunque un chico te diga que te va a llevar al cielo, primero que te pueda llevar de compras en su coche. Pasemos al siguiente
- El otro es actor. Me conto que se hizo fotos cantantes famosos. Suele participar en extras en series de televisión. Dice que con el tiempo será protagonista en alguna serie de gran audiencia .Cuando ese día llegara, el primer ortógrafo seria para mí.
- Está bastante bien-interrumpió- Bastante bien, para ser cuentacuentos. Ah, deberías decirle que pruebe en eso, ahí si que triunfaría. Ay por favor cariño, recuerda la primera lección. Un chico tiene que valerse por los meritos que lleva hasta el momento, no por sus fanfarronadas de su futuro. Que ingenua eres en fin, pasemos al siguiente.
- Ahí el ultimo no sé si contarlo. Es un chico, como decirlo, diferente. Me dijo cosas que ningún chico me ha llegado a decir. Pero lo que no me hizo gracia fue que entre sus aficiones estaba la lectura.
- ¿Leer? ¿Has dicho leer? Por amor de dios hija. Como te atreves a hablar de semejantes bichos raros. Puedes estar feliz, me has hecho que se me revuelvan las tripas.
- Tienes razón. De todas formas ahora en la discoteca veras como pillamos cacho.¿ Creéis que se resistirán a nuestras camisetas de tirantes? ¿Acaso no se les caerá la baba con nuestras minis blancas? Total chicas, con como perros hambrientos. Y nosotros somos las que les damos el hueso. Por lo sano nos entraran diez. Y diez que mandaremos por ahí.
El tren paró en Atocha .Como de costumbre la gente se amontonaba en el vagón más cercano a la escalera eléctrica, con bastante diferencia a los vagones más lejanos, donde la gente inteligente se dirige. Allí es donde se halla la verdadera tranquilidad de un viaje.
El andar le produjo un efecto tranquilizador, la anchura del camino hacia la salida evitaba que tuviera que sufrir la presión de los otros viajantes. Giro la cabeza y observo que en fondo había una serie de miniaturas de trenes y unos monitores que promocionaban esa nueva parada .Nadie se paraba a verlas. Volvió a mirar al frente y acelero su marcha.
Ya subidas las escaleras pudo sentir el destello del sol que durante un segundo le debilitó .Con la mirada adaptada, giro a la derecha y tomo un nuevo rumbo: una estatua situada en el centro de la calle .
La estatua tenia forma de oso. Parecía destacar más que la agresividad típica de estos mamíferos, su dieta vegetariana .Parecía que quería morder el árbol con el que compartía sitio en esa obra arquitectónica.
A unos metros cualquiera podría gratis sentirse en el centro de España. Pero él allí se puso a contemplar la gente que bajaba por la calle. Tenia entendida que la estatua del oso y el árbol era el lugar de citas de mucha gente. Por eso si no tenia los sentidos bien despiertos podrían confundirse.
Pasaron veinte minutos, quince minutos más de la hora preestablecida. Aparte de los nervios que recorrían sus venas como chispas eléctricas, sentía que fallaría .Cualquier otro momento no le hubiera importado recibir el mensaje que le daría la libertad de recorrer las tiendas de allí .Pero ese día no podía permitírselo.
Tenía contactos que le dijeron que era bastante hermosa. Y eso fue una pequeña molestia .Estas mujeres nunca suelen llegar a la hora fijada, no por problemas del transporte, sino porque querían generar expectativa. Pero todos sus pensamientos se disiparon con lo que vio salir de la tienda de helados que tenía enfrente.
Lo primero que le impresiono era su buen gusto por la ropa .La chica lucia unos pantalones vaqueros que enfatizaban la forma de sus glúteos .Eran gruesos pero muy bien redondeados .Forma típica de una chica que asiste a clases de baile. Su pelo rubio, con una especie de moño en el centro, la daba unos aires angelicales. Más acentuado con la forma redondas de sus ojos, y la anchura de sus labios. El sueño erótico de cualquier hombre. El abrigo, negro y de cuero lo llevaba en las manos, ¿Para hacer una buena promoción? La camiseta que llevaba puesta no era muy apta para una boda, pero para el momento, fue lo más acertado, según el parecer del protagonista. Dicha camiseta, de rayas rojas y blancas, mostraban parte del escote de la chica, pero discretamente. ‘’Que pena…’’.
Cuando tuvo las suficientes fuerzas para dar un paso, se dirigió hacia ella. Al mismo tiempo metió la mano en el bolsillo interior de su abrigo .Lo hizo con suavidad, sin que afectara a la sonrisa con la que la miraba .Era una pistola…
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